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Técnica EMDR, ¿Cómo se Hace Paso a Paso?

Terapeuta aplicando la terapia emdr a una paciente. ¿Cómo se hace la terapia EMDR?

Si has llegado hasta aquí, es porque te preguntas, con toda lógica: la técnica EMDR ¿cómo se hace? ¿de qué va exactamente? y ¿cómo se vive en la práctica? En esta guía te lo contamos con un enfoque cercano y didáctico, sin perder el detalle técnico que hace de EMDR una herramienta potente y estructurada. Verás cómo funciona por dentro, qué se siente en sesión, cuántas sesiones suelen ser necesarias y, sobre todo, cómo se aplica la técnica EMDR, paso a paso, con ejemplos reales que ayudan a comprender cada fase. ¿Listo? ¡Vamos!

Índice

1. ¿Qué es EMDR, en pocas palabras?

EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares) es una terapia psicológica basada en el Modelo de Procesamiento Adaptativo de la Información (PAI). En términos llanos: cuando vivimos algo difícil o traumático, a veces el cerebro no “archiva” bien ese recuerdo; se queda como un archivo corrupto, con imágenes, sensaciones y creencias negativas pegadas a fuego. EMDR ayuda a “desbloquear” ese atasco para que el sistema natural de curación del cerebro termine el trabajo.

¿Cómo lo hace? A través de la Estimulación Bilateral (EBL): movimientos oculares, toques alternados o sonidos que van de un lado a otro. Esta estimulación, parecida a lo que ocurre en el sueño REM, permite que el cerebro recoloque la información y la conecte con recuerdos y recursos sanos. ¿El resultado? La imagen deja de doler, la emoción se calma, la idea negativa sobre uno mismo pierde fuerza y aparece una creencia más realista y positiva.

En resumen, ¿cómo se hace la técnica EMDR?, la esencia es esta: identificar una diana (recuerdo disparador), activar el sistema de procesamiento con estimulación bilateral y acompañar al cerebro mientras reorganiza la información hacia una resolución adaptativa.

2. ¿Qué se siente en una sesión de EMDR?

Buena pregunta. Lo más característico es que no tienes que contar cada detalle del recuerdo si no quieres. El terapeuta te guía para traer a la mente la imagen más perturbadora, lo que te dices a ti mismo cuando la ves, cómo lo sientes en el cuerpo y cuánta intensidad tiene. A partir de ahí, empiezan tandas cortas de estimulación bilateral mientras te mantienes atento a lo que “va llegando”: imágenes, emociones, pensamientos, recuerdos asociados, sensaciones corporales. ¡Y sí, a veces sorprende lo que aparece!

Entre tandas, el terapeuta pregunta: “¿Qué te llega ahora?”. No se trata de analizar, sino de permitir que el procesamiento fluya. Al principio puede subir un poco la activación; luego, a medida que avanza el reprocesamiento, suele bajar la perturbación. Muchos describen alivio, claridad o la sensación de que el recuerdo se aleja, como si perdiera nitidez.

En pocas palabras: en una sesión de EMDR se siente un ir y venir entre la memoria y el presente, con el cuerpo como brújula, mientras la técnica EMDR se hace cargo de activar el sistema de procesamiento del cerebro.

3. ¿Cuántas sesiones suelen necesitarse?

Depende. Lo sé, no es la respuesta más sexy, pero es honesta. La duración varía según el tipo de problema, la estabilidad actual, los apoyos que tengas y si se trata de un trauma único o de traumas múltiples/tempranos.

  • Un evento único (por ejemplo, un accidente) puede requerir entre 6 y 12 sesiones, aunque a veces menos o más.
  • Los traumas complejos (maltrato, negligencia, situaciones repetidas) suelen necesitar un trabajo más largo y por fases. Aquí la preparación y el fortalecimiento de recursos llevan tiempo, y el plan de tratamiento contempla varias dianas encadenadas.
  • ¿Una pista útil? EMDR avanza por objetivos: cuando baja la perturbación de una diana y se instala una creencia positiva sólida, se pasa a la siguiente. Cada persona tiene su ritmo.

En todo caso, piensa en una ruta flexible: se avanzará tanto como tu sistema nervioso permita, cuidando tu estabilidad y bienestar entre sesiones.

4. Las Ocho Fases de la Técnica EMDR: Una Guía Detallada

La terapia EMDR se organiza en ocho fases que, más que un guion rígido, forman una hoja de ruta flexible para trabajar el pasado, el presente y el futuro. El número de sesiones por fase varía mucho: depende de tu historia, tu momento vital y lo que vaya emergiendo. Es un abordaje interactivo, centrado en ti, que requiere sensibilidad y criterio clínico por parte del terapeuta. ¿Cómo es, entonces, la técnica EMDR y cómo se hace paso a paso? Aquí va, fase por fase.

Fase Uno: Historia del Paciente y Planificación del Tratamiento

Esta fase sienta las bases. El terapeuta evalúa si eres candidato para el procesamiento EMDR ahora mismo. ¿Qué mira? Tu estabilidad actual, tu situación de vida, tu salud física (p. ej., si hay problemas cardíacos, respiratorios o neurológicos), tu capacidad para sostener emociones intensas y tu red de apoyo. Si estás bajo mucha presión o sin sostén, puede convenir posponer el reprocesamiento de traumas grandes y, antes, fortalecer recursos.

También se revisa tu historial terapéutico, el uso de medicación y se explora cuidadosamente la presencia de posibles trastornos disociativos, ya que, si existen, requieren formación y precauciones específicas. Luego, se recoge información detallada para diseñar un plan de tratamiento.

Ese plan se guía por el Protocolo Estándar de Tres Vertientes de EMDR, que enfoca tres áreas:

  • Experiencias pasadas: Los eventos que iniciaron el problema.
  • Disparadores actuales: Lo que hoy reactiva esa red de memoria.
  • Plantillas futuras: Las habilidades y actitudes que necesitarás para funcionar mejor.

A menudo se piden los diez recuerdos más perturbadores de la infancia en casos de trauma múltiple o complejo (se puede usar, por ejemplo, el cuestionario ACE). Con eso, el clínico prioriza dianas concretas a reprocesar, empezando por las que más alimentan el malestar actual.

Ejemplo Fase Uno. Ana consulta por ansiedad crónica y dificultades en relaciones íntimas. Relata negligencia emocional infantil y varias parejas donde se sintió “no vista”. Hoy, los comentarios críticos de su jefe disparan pánico. El terapeuta evalúa su estabilidad y apoyos: Ana está lista para EMDR. El plan incluye: dianas pasadas (negligencia parental), disparadores presentes (críticas del jefe) y plantillas futuras (habilidades para relaciones sanas).

¿Ves la lógica? La técnica EMDR, tal como se hace, va creando un mapa claro del viaje terapéutico.

Fase Dos: Preparación

¡Clave! Aquí se construye la alianza terapéutica y se establecen expectativas realistas. El terapeuta explica, de manera sencilla, el “por qué” de EMDR: el trauma quedó “atascado” y la estimulación bilateral ayuda a desbloquearlo, un poco como el sueño REM. Esta explicación alivia culpas: no es un fallo tuyo, es cómo se almacenó esa memoria.

Se obtiene consentimiento informado y se practica regulación emocional: respiración, relajación y el ejercicio del «lugar Seguro», un refugio imaginario al que puedes volver si te sobrepasas. Lo ideal es practicar a diario (a veces con audios), porque eso amplía tu ventana de tolerancia. En casos complejos, se invierte más tiempo en desarrollar recursos antes de reprocesar.

Ejemplo Fase Dos. Pedro desarrolló fobia a volar tras turbulencias severas. El terapeuta le explica el “bloqueo” de la memoria y resalta que él tendrá el control. Crean su “lugar seguro”: una cabaña en la montaña. Practican movimientos oculares suaves mientras evoca esa calma y Pedro se compromete a usarlo cada día antes de empezar con la diana del vuelo turbulento.

Para practicar la técnica EMDR con solidez, esta fase es el cinturón de seguridad del proceso.

Fase Tres: Evaluación

Aquí se define la diana con precisión y se obtienen medidas de referencia. Se pide que traigas la escena a la mente y se identifican estos componentes:

1) Imagen: La parte más perturbadora del recuerdo.
2) Cognición Negativa (CN): Lo que te dices sobre ti mismo al ver esa imagen (p. ej., “soy inútil”, “no estoy seguro”).
3) Intensidad del malestar de 0 a 10.
4) Cognición Positiva (CP): Lo que te gustaría creer de ti (p. ej., “soy capaz”, “estoy a salvo ahora”).
5) Validez de la Cognición positiva: Qué tan verdadera sientes la cognición positiva, de 1 a 7.
6) Sensaciones corporales: Dónde y cómo se siente en el cuerpo.

Ojo: EMDR no exige contar todos los detalles si te incomoda. Solo lo necesario para activar la red de memoria diana. Si ya con esta evaluación sube mucho la angustia, el terapeuta puede pasar a reprocesar.

Ejemplo Fase Tres. Martín, superviviente de un accidente, tiene flashbacks y ansiedad al conducir. La peor imagen: su coche volcado. Cognición negativa: “Soy impotente”. Intensidad del malestar: 9. Cognición positiva deseada: “Estoy a salvo ahora”. Validez de la cognición positiva: 1. Sensaciones: opresión en el pecho y náuseas. Ya está la diana definida y medida.

¿Para qué tanto detalle? Así sabremos, más adelante, si la técnica EMDR, al hacerla, está surtiendo efecto: vemos bajar la intensidad del malestar y subir la validez de la cognición positiva CP.

Fase Cuatro: Desensibilización

Corazón del reprocesamiento. El paciente mantiene en mente la imagen, la cognición negativa y las sensaciones corporales, mientras el terapeuta aplica tandas de estimulación bilateral (p. ej., 24-30 movimientos oculares por tanda). Al terminar cada tanda, se pregunta: “¿Qué te llega ahora?”. Lo que venga es bienvenido: recuerdos, emociones, pensamientos, nuevas imágenes. El objetivo: reducir el malestar hasta 0 o 1, señal de que lo más perturbador se ha despejado.

El terapeuta acompaña sin interferir, confiando en el flujo del procesamiento adaptativo de la información (PAI). Si el proceso se atasca o aparece una abreacción intensa, se ajustan parámetros (velocidad, tipo de EBL, foco) o se usa entretejido cognitivo si es necesario, sobre todo en casos complejos. La idea es que la información disfuncional se conecte con información más adaptativa. ¡Y eso suele sentirse!

Ejemplo Fase Cuatro. Silvia sufrió acoso laboral. Su diana: una humillación pública del supervisor. Cognición negativa: “No tengo valor”. Malestar: 8. Sensación: nudo en el estómago. Con las tandas, surge rabia (¡bienvenida!) y aparece un recuerdo infantil donde su padre la menospreciaba. El terapeuta le pide seguir esa nueva pista. Tras varias tandas, baja la vergüenza y la rabia; su mente conecta con momentos donde sí fue valorada. Malestar final: 1.

Así, la técnica EMDR, tal como se hace en consulta, deja que el cerebro “encuentre” lo que falta para completar el aprendizaje.

Fase Cinco: Instalación

Cuando la perturbación ha bajado (Malestar 0-1), toca fortalecer la cognición positiva. El paciente trae a la mente la imagen (ya neutral) junto con la cognición positiva y se aplican nuevas tandas de EBL hasta que la validación de la cognición positiva llegue a 7 (sentida como completamente verdadera). Si la validación no sube, puede que la creencia positiva no sea la adecuada o haya creencias bloqueantes; se ajusta.

Esta fase consolida el nuevo aprendizaje: la creencia positiva se “pega” al recuerdo reprocesado y reemplaza a la vieja creencia negativa. Es donde la perspectiva cambia de raíz.

Ejemplo Fase Cinco. Volvemos a Martín (accidente). Con intensidad de malestar ya en 0, se instala su cognición positiva: “Estoy a salvo ahora”. Validación de creencia positiva inicial: 1. Con tandas de estimulación bilateral, Martín repite la cognición positiva y empieza a sentirla real. La validación sube hasta 7. ¡Exacto! La experiencia cambia de color.

Fase Seis: Examen Corporal

Mente y cuerpo van juntos. El modelo de procesamiento adaptativo (PAI) propone que el material no resuelto puede resonar en el cuerpo. Por eso, cuando la cognición positiva está instalada (Validación 7) y la emoción está calmada, se hace un escaneo corporal: ¿queda tensión, opresión o molestias en algún lugar?

Si aparece algo, se convierte en diana somática y se aplica EBL hasta que desaparezca. Esta fase sella el trabajo para que el recuerdo quede resuelto también a nivel físico. Es especialmente útil en personas que han aprendido a desconectarse del cuerpo por el trauma.

Ejemplo Fase Seis. Ana (negligencia parental) ha instalado la cognición positiva “Soy digna de amor y respeto” con validación 7. En el escaneo corporal, nota tensión en mandíbula y hombros. El terapeuta usa estimulación bilateral enfocando esas sensaciones. Tras unas tandas, la tensión se disipa por completo. Cierre redondo: también su cuerpo “suelta” el residuo.

Fase Siete: Cierre de la Sesión

Independientemente de que se termine o no el reprocesamiento de la diana, el cierre busca que salgas estable. Se recurre a técnicas de relajación (incluido el “lugar seguro”) y se dan pautas para la semana: el cerebro puede seguir procesando solo, y es normal que surjan imágenes, ideas o emociones nuevas. ¡No es mala señal, al contrario!

Se recomienda llevar un registro de lo que aparezca (sueños, situaciones, recuerdos, incluso cosas positivas) para revisarlo en la siguiente sesión y detectar nuevas dianas si hiciera falta. También se recuerda el uso de los recursos aprendidos si sientes que te desbordas. Anticipar estas reacciones evita sustos y te mantiene en control.

Ejemplo Fase Siete. Laura reprocesó un incidente de adolescencia. Aunque la intensidad de su malestar es 0 y la validación es 7, está cansada. Vuelve a su “lugar seguro” con tandas suaves de estimulación bilateral y se le explica que su cerebro seguirá trabajando. Llevará un diario de lo que surja y practicará las técnicas de calma si lo necesita. ¡Listo! Próxima cita agendada.

Así la técnica EMDR, como se hace en consulta, cuida tanto el reprocesamiento como tu autorregulación entre sesiones.

Fase Ocho: Reevaluación

Se realiza al inicio de cada nueva sesión. Sirve para comprobar si los cambios se han mantenido, si hay material asociado emergente y qué conviene trabajar ahora. Se revisa tu registro semanal y se exploran cuatro puntos:

1) ¿La diana original quedó resuelta del todo?
2) ¿Apareció material relacionado que conviene abordar?
3) ¿Se han reprocesado todas las dianas necesarias para sentirte en paz con el pasado, con recursos en el presente y con un plan para el futuro?
4) ¿Se está integrando todo en tu vida y tus relaciones?

Con esta información, el terapeuta decide, dentro del Protocolo de Tres Vertientes, si seguir con recuerdos pasados, disparadores actuales o plantillas futuras. La terapia termina cuando pasado, presente y futuro están suficientemente integrados.

Ejemplo Fase Ocho. En la siguiente sesión, el terapeuta pregunta a Pedro (fobia a volar) cómo estuvo con la diana de la turbulencia. Él dice que ya no le perturba, pero anotó una nueva preocupación: teme que, si deja de tener miedo, sus padres lo presionen para viajar más, y él no quiere. ¡Interesante! Esto puede ser un beneficio secundario o un conflicto familiar. Se convierte en nueva diana antes de dar por cerrada la terapia.

En resumen, las ocho fases de EMDR conforman una estructura clara y flexible que guía al terapeuta y al paciente. El profesional actúa como facilitador y la curación la realiza tu propio sistema de procesamiento, una y otra vez, de forma más rápida y profunda.

5. Conclusión

Ahora ya conoces, de verdad, cómo se hace la técnica EMDR: una intervención ordenada en ocho fases que evalúa, prepara, reprocesa y consolida, cuidando el cuerpo, la emoción y la cognición. Si te interesa conocer nuestros servicios desde casa, te invito a leer con nuestro artículo Terapia EMDR Online. ¿Seguimos?